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La comedia de Gabriel Murillo ¿buen o mal chiste?


¿Qué es la comedia? Muchos quizás tengan esa duda, y ¿por qué hay tanta polémica sobre este género? Se preguntarán otros. Recordemos de dónde vienen las cosas y comprenderemos mejor cada aspecto. Por ejemplo, la comedia tiene su origen en la antigua Grecia, y su esencia fundamental giraba en torno a la expresión, a la reflexión, a hacer reír, divertir y entretener. Pero si vamos mucho más allá de estas cualidades, originalmente termina mostrando debilidades y características tanto colectivas, como individuales; más que una simple burla, como lo perciben algunos. En cada momento histórico, ha estado presente este género artístico, y a su vez, distintas formas y subgéneros que se han conformado. Uno de ellos es la stand up comedy, un formato que fue más allá del entretenimiento y su origen se gestó en clubes nocturnos de striptease y bares durante la guerra civil de Norteamérica. El comediante fue formado a partir de un malestar de sí mismo y de su sociedad. Lenny Bruce, por ejemplo, considerado el primer standupero por la manera en la que elaboraba su monólogo, pues estaba en un contexto lleno de tensiones, censuras, prohibiciones, racismo, homofobia, anticomunismo, y demás limitaciones y transgresiones. Él condensaba el significado de lo incorrecto dentro del marco social en el que vivía: era judío, alcohólico y en general, todo lo opuesto a lo que se consideraba “aceptable” en ese entonces.


Ahora miremos la Stand Up comedy nacional, cuyo nacimiento se produce en medio de la cuentería. Así como las opiniones, la comedia termina siendo distinta en cada comediante, y asimismo, tratan diferentes temas. La stand up llega a Colombia como resultado de la cuentería, basada en una reflexión unipersonal, donde se expone lo que piensa el sujeto sobre el mundo. Varios humoristas han tenido problemas debido al contenido de sus rutinas, algunos tienden hacer humor negro, otros más blancos, y esto genera que se tenga una idea de que hay humor bueno o malo, clasificada de manera binaria, una políticamente “correcta” y otra “incorrecta”.


Un caso reciente sobre el mundo polémico del humor es el del comediante relativamente nuevo, Gabriel Murillo, quien ha recibido varias críticas por sus rutinas. Hace poco lanzó su especial, donde compilaba todo su material probado, llamado: mi primer aborto.


Desde sus inicios, Gabriel Murillo ha tenido una forma particular de hacer stand up por sus temas relacionados con las drogas, la prostitución, sexismo, xenofobia, entre otros. Como ejemplo, encontramos su programa Con ánimo de ofender, un canal en YouTube realizado junto con un grupo de comediantes, donde hablan y opinan sobre distintos aspectos, tanto personales, como sociales; ellos mismos definen el canal como: la primera serie/documental/vlog de la comedia stand up de Colombia, donde el bullying es la moneda de cambio y el humor negro nuestro estilo de vida; Damas y Caballeros un programa de humor Colombiano no apto para TV, sin censura, sin presupuesto, pero Con ánimo de ofender.


La obra de Gabriel Murillo, mi primer aborto, publicado en YouTube, días después de su lanzamiento, recibió duras críticas por comentarios que hizo, como:


“Hay departamentos enteros de este país que no aportan. La Guainía, ¿eso qué es? El Vaupés, ¿eso qué? El Vichada… ¿La capital del Vichada es? ¿A quién le importa cuál es la capital del Vichada?, ¿ese es el logo oficial del Vichada?, ¿eso dónde queda?, ¿qué se da en el Vichada, aparte de guerrilla y perico? Nada más. Eso es lo que hay en el Vichada. Este puerco país tiene ferias y fiestas excepto Bogotá. Aquí tenemos el Festival de Verano, eso no tiene sentido, eso es como llevar la Feria del Libro a Barranquilla, ¿para qué? Esos hijueputas no comen con cubiertos, ¿qué van a saber leer?”


Algunas personas reaccionaron al especial. Una de ellas fue el alcalde de Puerto Carreño, el cual anunció que tomará acciones judiciales contra el comediante debido a los comentarios ofensivos a los habitantes de Vichada. Álvaro León, gobernador del departamento, se pronunció en un video donde invita a Gabriel Murillo a que conozca el lugar, y agregó: “Le pareció muy cómico hablar de forma hostil de nuestro Departamento, en medio de su desconocimiento, se atrevió a golpear verbalmente a más de 79 mil personas”.


Por su parte, el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo Heins, realizó un tuit mencionando: “no hay mayor ignorante que el que desconoce su ignorancia. Sabemos lo que tenemos, lo grandes que somos y todo lo que alcanzaremos. A Barranquilla no la detiene un mal chiste”. Añadió: “Quizás a quien nos cuestiona lo que le falta es reforzar sus habilidades de lectura. Si lo hiciera, sabría que solo el año pasado la estrategia #EntreLibros, de la Secretaría de Educación, promovió la lectura de 20.300 textos entre 51.000 profesores y estudiantes del Distrito”.


Dentro de esta ola de críticas, Gabriel Murillo respondió: “La invitación para la gente del Vichada es: oféndanse con sus dirigentes, que los han dirigido mal y que no han dejado que estos departamentos progresen. Es con ellos la pelea, no conmigo”.


En la estructura de la comedia y en específico, de la stand up comedy, hay una lógica particular que se debe entender. Uno de los padres de este género colombiano, Gonzalo Valderrama, menciona que los comediantes son personas que no están conformes con su entorno, y por medio de la reflexión realizada en el monólogo, se puede manifestar el pensar propio. La tarea de la stand up es exponer la cultura de manera cruda, poniendo en evidencia lo bueno y lo malo de esta. Desde sus orígenes, el lenguaje de las rutinas ha sido hostil, y de cierto modo, creo que entrar en la comedia implica reconocer el mundo oscuro de las personas, el yin, en palabras del taoísmo, el cual nos habla de una contraparte que agudiza la realidad. Para nosotros, ser comediante implica renunciar a la legitimidad social, porque dentro de la tarea de la stand-up se estará constantemente sancionado.


Algunos de los argumentos que se mencionan, es que la comedia le da un lugar y un espacio de objeción a ciertos temas que son censurados. Hernán Córdoba Escobar da un ejemplo de esto con el caso de Gabriel Murillo, mencionando: “En Colombia es más importante un chiste que la realidad de un territorio. Ya a todos los directores de moralidad y buenos comportamientos, les importa muchísimo el Vichada… Vea pues. Tocará seguir haciendo chistes así, a ver si le paran bolas a esas poblaciones”.


Al mirar la stand up comedy en su esencia, observaremos que termina siendo un espacio comunicativo, un arte que evidencia aspectos fundamentales dentro de la cultura, como lo son los juicios de valor, las normas éticas y morales, los prejuicios, las posiciones políticas, las desigualdades, transgresiones y demás particularidades que componen una sociedad. Para mí, las rutinas son un reflejo de un ciudadano que revela las grietas y los defectos pertenecientes a su grupo social, y a su vez, replantea el valor de las cosas. El standupero discute sobre las idealizaciones y marcos normativos que están preestablecidos. La comedia, al hacer parte de la cultura local, influye en su entorno, pero al mismo tiempo es influido por su espacio.


Lo más bello de la comedia, a mi parecer, es que termina siendo un género diverso de interpretaciones sobre la realidad existente, pero trae a discusión los malestares colectivos que aquejan al comediante. Si detallamos bien las cualidades de la stand up, analizaremos que a pesar de hacer parte de la estructura social, esta se encuentra en un limbo, es decir, en un estado de excepción, como diría Agamben, donde puede transgredir sus normas y reglas sociales, sin embargo también reafirma la importancia y el valor de las mismas. De cierta manera, se trata de tener conciencia trágica de la realidad, y asimismo, abre las alternativas y perspectiva de ver el mundo. En pocas palabras, la comedia es atrevida, le da un tono burlesco y crítico a las cosas.


Si me preguntan: ¿fue buen o mal chiste por parte de Gabriel Murillo? Respondería con un ‘no lo sé’. Lo que sí sé es que las rutinas de él son crudas, grotescas, burlescas y ofensivas, pero no por eso es mala comedia, es comedia simplemente, y así como las opiniones y posturas políticas, hay diferentes colores y sabores para elegir: hay humor negro, blanco, verde, amarillo, entre otros. Lo que sí podría afirmar es que es necesaria esta reflexión unipersonal sobre el mundo, porque hay una mayor libertad y menos censura a situaciones que son vulneradas y silenciadas en cada lugar. Bienaventuradas las personas osadas que se atreven hacer comedia, porque su recompensa será la sanción social.


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