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Foto del escritorIan Lukas Gutierrez Velasquez

La artesanía de Ráquira, cogiendo color naranja

Actualizado: 18 abr 2020




Introducción

Uno de los temas cruciales hoy en día en Colombia es el multiculturalismo y la economía. En este trabajo tratare de describir como la artesanía de Raquira ha sido tocada por la economía, que hoy en día ha mostrado gran interés por la cultura. Por un lado, la economía desde hace algunos años ha venido cambiando de apellidos, siendo bautizada de diferentes maneras; hoy es llamada comúnmente como economía naranja. Desde mi punto de vista, la economía naranja tiene grandes implicaciones negativas que ahondaremos en este trabajo, pero creo que es posible trabajar dentro del juego de la economía naranja, de una manera justa, que ayude a las personas. Por otro lado, es importante analizar como el estado ha transformado sus políticas, bajo discursos multiculturales, lo cual, por medio de los autores, daré posibles configuraciones que pueden ser útiles para la implementación de estas. Por último, veremos qué efectos tiene la economía naranja en el mercado, y que posibles conclusiones se podrán tomar en cuenta.

Objetivos

  1. ¿Cómo la gente concibe la artesanía?

  2. ¿Qué es lo que ellos piden?

  3. ¿Qué efectos y transformaciones produjo la economía naranja?

  4. ¿Qué están dispuestos a mercantilizar?

  5. ¿Cómo entienden la mercantilización?

Forma de pensar la investigación

Al analizar el tema de la artesanía en la lógica de la economía, vi cómo tanto la primera como la segunda han ido transformándose dentro de la corriente neoliberal actual en los últimos años. Sus cambios y efectos a simple vista no tienen una relación directa, sin embargo, la idea de rizoma contribuye a distanciarse y ver como hay puntos de fuga dentro de este tema, y como, asimismo, pueden haber distintas soluciones a ciertos problemas a los que se enfrentan los artesanos. A puntos de fuga me refiero a la emergencia de algo nuevo y distinto que le da sentido y nueva dirección a un modelo; se salen de lo establecido generan nuevas formas, apuntan a ampliar, no a cerrar, a entender el conocimiento abierto, las lógicas abiertas, generando posibilidades (Deleuze & Guattari.1980). 

Por ello, el rizoma lo retomo para poder observar el discurso, la descripción que se usa para referirse a la organización de ciertos elementos, que en este caso, me refiero, por un lado, a la descripción de la artesanía de los raquireños, y por otro lado, al discurso de la economía naranja, y sus políticas públicas. El rizoma, en primer lugar, me ayudará a no seguir líneas de subordinación, es decir, a seguir un orden que no está implícito, que puede verse como un desorden a simple vista; ver el problema y las posibles soluciones desde distintas partes, donde algunos elementos que vamos a mencionar, pueden afectar o incidir en otros. Hay que partir que la economía, por ejemplo, es un modelo que no representa en su totalidad la realidad, es decir, la economía y sus políticas no son la realidad misma de los artesanos; por ello, al establecer una única forma de lógica en la que se mueve la artesanía, niega las posibilidades de fortalecimiento; tanto la economía como las políticas, ejercen un ejercicio de poder. Esto en otras palabras, como lo menciona Juan Hoyos, es querer que los grupos culturales entren en el lenguaje burocrático, sin tener en cuenta en varias ocasiones, que hay que seguir distintos procedimientos diferenciados. El rizoma a su vez crea sujetos más libres, ya que es una forma de resistencia, que toma una dimensión de apertura, de poder distanciarse en cierta medida y contribuye a pensar formas o modelos que apunten a un sujeto más libre.

Palabras claves: artesanía, identidad, economía naranja, gentrificación, enfoque diferencial, mercado, rizoma.

Los cuadernos de barro. De la olla a la casa. Ráquira, Boyacá.

Hace varios años, histórica y tradicionalmente, la artesanía en Ráquira es una costumbre, un oficio que atraviesa la vida de la gente. La arcilla es el principal elemento con el cual se desenvuelven, con el cual se construye la alfarería. Además de esto, en este territorio la olla representa, entre otras cosas, el vientre, donde nace y se gesta la vida de los raquireños. La artesanía tiene un proceso en el cual se complementa el aire, el agua, la arcilla y el fuego. A partir del video los cuadernos de barro “de la olla a la casa” Ráquira Boyacá, vemos como los artesanos hablan desde el sentir hacia esta práctica tradicional, la cual ellos mismos dicen que es y hace parte de la identidad de ellos; trabajan y viven de la arcilla. Para ellos, la arcilla de Ráquira tiene gran excepcionalidad, contiene una historia, y asimismo la memoria de los antepasados, de los abuelos; la arcilla es lo que les da el sustento a las familias, le tienen un gran respeto, es en otras palabras, un elemento sagrado.

Este tipo de artesanía es de tradición indígena, la cual inició siendo una forma de hacer los tiestos con los que se alimentan. Desde ese momento, el pueblo de Ráquira ha estado inmerso en esta práctica, las familias oriundas aprendieron este arte, la gran mayoría son familias artesanas. Las familias raquireñas son importantes en este sentido ya que es una herencia que se transmite en el interior de los hogares; por ello, lo valioso no está en la olla que se hace, sino en todo ese contenido de vida, en todas esas historias que hacen parte tanto de las familias, como de la artesanía. El hogar viene de hoguera, de fogón, cuando se restablece ese fogón, la tradición puede mantenerse, porque lo que representa la olla o la artesanía es la unión de la familia. Y de eso se trata, es una tradición familiar. Según los investigadores que realizaron el vídeo, argumentan que si los jóvenes se dieran cuenta que el tesoro de la artesanía es su familia, la tradición volvería a encaminarse.

Alrededor de unos 40 años atrás, la artesanía era famosa por su manualidad, es decir, porque la gente elaboraba las artesanías con sus propias manos; había un vínculo afectivo con esta tradición, cada pieza las hacían y las decoraban a la manera de ellos, lo cual hacia que cada artesanía fuera única, un arte que enorgullecía y representaba a Ráquira. Para los raquireños, este vínculo se está perdiendo debido a la pérdida del propósito, la relación sagrada con el oficio, paso del hacer para hacer, a hacer para tener. Los mismos artesanos relatan cómo algunos raquireños se prestan para hacer las artesanías de forma rápida, lo cual algunos opinan que eso afecta la tradición, se le resta importancia, hace que se pierda la identidad. Muchos de los artesanos no conocían anteriormente otras herramientas distintas a las manos; no conocían los tornos, los moldes. De una u otra manera los artesanos afirman que la tradición artesanal se ha transformado en una industria, hay mayor producción, son piezas en series que se obtienen en un instante, lo cual no se puede realizar con las manos. Esto contribuyó a que se le diera mayor importancia al objeto que al hacedor del objeto, que es donde realmente se encuentra la historia, es donde está la memoria. Un apartado de la canción de Gustavo Alfonso Rejinfo relata y recoge lo que está pasando en Ráquira:

“mi caballito de Ráquira no puede galopar, pues las manos por la maquina me las quieren cambiar. Esta mañana llegaron profesores de la ciudad, enseñarme que las manos son lentas para moldear, para hacer mi caballito todo el día me demore, no basta solo un relincho pa convencerlo a usted. Ellos se me lo llevaron quien sabe dónde y a que, me lo metieron a un molde y le sacaron clisé, yo no quiero tener miles de caballitos copiados, para cambiarlos por billetes devaluados, yo quiero tener mi caballito el que me mira y relincha, el que amase con los dedos y en el que ensillo la dicha. Caballito vuelve pronto a galopar, que las manos de los niños van a ponerse a llorar, por no poder amasar el barro dulce de Ráquira, cuando nos traigan las maquinas no serán por jugar. Voy a enseñarle a mi niña como se hace galopar, un caballito de barro que es como querer cantar”.

Por otro lado, algo interesante que se puede observar en el vídeo, es que los artesanos están conscientes de que hay un dinamismo en la identidad, que eso en efecto puede ser tanto positivo, como negativo. La tradición de las vasijas se está perdiendo porque no hay un mercado; la gente ya no va a Ráquira a comprar ollas, prefiere comprar un balde de plástico, como menciona en el video la artesana Rosa María Pérez. Por ello, los estilos, los diseños, comenzaron a cambiar; algunos artesanos quisieron ir más allá de hacer vasijas utilitarias, y realizar otro tipo de artesanías. Para algunos raquireños, las técnicas no fueron creadas solo para hacer ollas, no es lo único que se puede realizar con la arcilla, y eso no significa, para algunos, que se esté perdiendo el carácter identitario.

Teniendo en cuenta lo mencionado, el video nos cuenta, cómo puede ser de frágil la continuidad de una identidad. En este caso, la artesanía es una práctica que se hereda de manera familiar, es decir, por medio de la consanguinidad, o al menos en su mayoría. Y esto trae consigo un gran problema, y es que los jóvenes de las familias tradicionales no quieren ni ven en esta costumbre una motivación para seguir produciéndola. Varios artesanos han querido enseñarles a sus hijos, pero según los artesanos, sus hijos aspiran a estudiar y tener una vida en la ciudad; los jóvenes ven factores que son poco llamativos para ellos, como el ser un oficio en el cual se ensucian, y que además es difícil su comercialización.

La gente quiere que aprendan a valorar lo que es hecho a mano, para que la tradición y asimismo, su identidad no se pierda. El valorar y comprar la artesanía motiva a los artesanos a seguir. Una práctica interna que algunos realizan es valorarse como artesanos, “no creerse menos”; porque ellos son artesanos, tiene esa cultura, y no la quieren dejar acabar, quieren seguirla y fortalecerla, trasmitiéndola a sus hijos. Para ellos es un oficio que se lleva toda una vida de aprendizaje, y tiene gran valor.

Tutti Frutti de naranja

En los últimos años, Colombia ha tenido grandes cambios en las lógicas en las que se desenvuelve. Principalmente, se ha extendido el sector cultural, y asimismo, la creciente densidad institucional (pública, privada y mixta), ocupándose de producir, gestionar, impulsar y difundir bienes culturales. Como menciona Montenegro, este crecimiento constante, ha sido expresado y llevado de la mano con el interés estatal traducido en exclusivas redes burocráticas y de financiación, y por supuesto en la ampliación de sus respectivos mercados o demandas (Montenegro. Pp2. 2013).

Asimismo, Luisa Sánchez menciona, como estas lógicas están relacionadas con el neoliberalismo, siguiéndolo como modelo económico y configuración sociocultural, idea que acoge Luisa de Grimson (Sánchez, Luisa. Pp2). Esto contribuyó a que se abriera la noción de las artes y de industrias culturales, donde se comienza a tener en cuenta los saberes tradicionales como las artesanías, la culinaria, carnavales, festivales y demás expresiones como un sector capital para la producción de riqueza. Este enfoque que se le ha dado a la cultura, se ha llamado comúnmente como economía creativa, la cual ha venido transformándose y cambiando de nombre hasta lo que llamamos hoy en día como la economía naranja; una propuesta del gobierno actual del presidente Iván Duque. La economía naranja tiene grandes instrumentos, por un lado, el despliegue de políticas que entienden la cultura como un recurso económico, y que buscan, a través del desarrollo de las industrias culturales y creativas, consolidar “un sector generador de empleo de calidad, motor de desarrollo, y que fomenta el tejido social y humano, así como la identidad y equidad ((Ley1834 DE 2017) (Sánchez, Luisa, Pp2)).

Es importante señalar, que hace unos años atrás, a mediados de los años 2015-2016, el inicio del periodo de Duque como senador fue importante ya que es allí donde bautiza una economía que ya venía funcionando, como lo mencionamos anteriormente, conocida como la economía creativa, y nombrada por Duque como economía naranja. Duque escribe un libro, junto a Felipe Buitrago llamado la economía naranja. Una oportunidad infinita, en el cual, uno de los objetivos principales es darle importancia al trabajo y a sus cambios. Esta discusión surge cuando el presidente Iván Duque trabajaba en el banco interamericano de desarrollo, donde junto a Felipe Buitrago, discuten la necesidad y la importancia de entrar en el debate el tema de la economía creativa, donde las artes, los medios de comunicación, la arquitectura, la arqueología, la cocina, los festivales y carnavales, sean insertadas dentro de la lógica económica, dentro de la discusión del desarrollo. Ellos señalan que estas expresiones culturales, representan alrededor del 5% del PIB a nivel mundial, y que en Colombia, este sector representa un porcentaje mayor al de los sectores como la minería y el café. La economía naranja amplia el panorama y acoge las formas de producción visibles, como las tecnologías digitales (las TIC), con el objetivo de abrir las oportunidades de empleo, de exportación. Tanto Duque como Buitrago, resaltan que estos espacios creativos no han tenido un acompañamiento, ni en los espacios, ni en los emprendedores. La gran potencia que tiene la economía naranja, y que Duque ha querido desarrollar, es fomentar el turismo naranja, producir una oferta cultural, y asimismo, una marca cultural, que a su vez se vuelva una marca nacional.

¿Pero, porque el color naranja? En las investigaciones de Duque y Buitrago, la identidad, la cultura, en varios casos, se ha representado con ese color. Por un lado, representa las festividades como el Halloween, los budistas usan batas naranjas, y hay varios ejemplos que nombran ellos, todos, de una cultura ajena a la nuestra.

Otro aspecto que hace parte de la lógica naranja, es el cambio educacional. La educación en talento y creatividad ha sido un segundo plano para el sistema educativo. Lo que quiere la economía naranja es que, por medio del estado pedagogo, capacitar, e industrializar los conocimientos, “darles herramientas para potenciar las mentes”, como menciona Buitrago. Si desde el colegio hay una estimulación para la apropiación de la creatividad y el emprendimiento, se podrá potenciar ese sector, resolviendo problemas a largo plazo. En otras palabras, lo que se quiere es formar un colombiano acorde al siglo XXI, para así, en un futuro, se incremente al 7 % el PIB; que haya turismo, un crecimiento. Que haya una relación integral entre turismo, riqueza cultural y la estética. Todo esto, promocionado desde los medios de comunicación y cinematográficos, donde, por medio de estos (cine, literatura, teatro, televisión), se promocione la identidad, la cultura; abrir el acceso de estas.

Efectos de la economía naranja

Los efectos de la economía naranja son rizomaticos, tanto negativos como positivos, son múltiples implicaciones. Principalmente, un efecto es que el mercado de las artesanías se identificó estratégicamente, como un área nueva en la economía, ya que integra elementos identitarios diferenciales en un mercado global. Esto viene desde el giro inmaterial asociado al neoliberalismo, espacio abierto por el multiculturalismo que ha permitido pensar, y asimismo, usar la diversidad cultural como recurso económico. Concebir la diversidad como un recurso económico requiere que sea gestionado y administrado. El efecto directo a esta lógica neoliberal es la integración de la artesanía, en este caso, de la artesanía raquireña, a la burocracia de la economía formal; la principal herramienta de formalización, es el concepto de emprendimiento como una profesión avalada por el estado. Los emprendedores son de alguna manera, mediadores que innovan y propician nuevas combinaciones entre el trabajo y el capital; es una creación de sujetos (Montenegro. 2013).

Tomando en cuenta lo mencionado, vemos como la cultura se expresa en manifestaciones y es, asimismo, fundamento de la nacionalidad. En otras palabras, la cultura se acopla a la nacionalidad, y no la nacionalidad a la cultura. Esto produce, en gran medida, una banalización de las expresiones culturales, la domesticación de la diferencia, y la primacía del discurso del folklor al servicio de la mercantilización. Entonces vemos como la declaración o nombramiento en las políticas regionales, las capitaliza ciertas personas, reafirmando que el recurso cultural siempre es político (Sánchez, Luisa).

Ahora bien, un posible efecto que se puede dar en Ráquira, y que se puede observar en distintas partes del país, es el fenómeno de la gentrificación. La gentrificación, por un lado, es una herramienta que se usa y responde a intereses particulares, que busca principalmente intervenir y mercantilizar ciertas zonas. Además de esto, tiene efectos de desplazamiento, sustituyendo a la población tradicional, que termina siendo una expresión contemporánea colonial. Todo esto se logra por medio del mejoramiento y la renovación del lugar, generando mayores recursos (trabajo de teoría social y cultura. 2019).

Vemos casos como Villa de Leyva, un pueblo relativamente cercano a Ráquira, el cual ha traído un sin número de transformaciones, la cuales se expresan en todo el pueblo y su comercio; siendo un pueblo que expresa el turismo en su gran esplendor. Los restaurantes, por ejemplo, ofrecen comidas que usualmente representan otro tipo de culturas; uno encuentra restaurantes italianos, españoles, argentinos, y demás gastronomías globales. Cabe resaltar que es un pueblo que tiene diversos hoteles y asimismo, atracciones extremas que no son propias del lugar, más bien son innovaciones que aprovechan el territorio, como los paseos en cuatrimotos al desierto, o a los pozos azules, entre otros.

Al llevarse a cabo el desarrollo de la gentrificación, produce consecuencias como el despojo, la exclusión social, la segregación, el desplazamiento, entre otros, que son propios de un desarrollo desigual. Retomando el caso de Villa de Leyva, este tipo de consecuencias se pueden ver en este pueblo. Uno visita la plaza central de Villa de Leyva y sus alrededores, y lo que se encuentra es comercio, hoteles, y turismo; los oriundos y pobladores tradicionales se encuentran en las periferias. En últimas, la gentrificación es una expresión del neoliberalismo, apropiándose de espacios selectivos, donde los beneficios económicos van dirigidos a determinadas clases sociales. Se fomenta el libre mercado, para configurar los espacios y volverlos productivos, determinando un nuevo valor en términos económicos al espacio. En conclusión, la gentrificaciones una re significación del lugar, algo que puede pasar en Ráquira, estableciendo una nueva dinámica, en clave a la economía, resignificando asimismo las relaciones sociales, creando divisiones sociales, sectorizando y por ende, estratificando, lo que ayuda a fortalecer y mantener las relaciones sociales desiguales (Trabajo de teoría social y cultura. 2019).

Reflexiones finales

Es paradójico que se habla de que la economía naranja abre la posibilidad de nuevos oficios, pero al mismo tiempo configura sujetos empresarios, emprendedores, productores del comercio en las lógicas de la economía. Además, el mismo economista, Fernando Buitrago resalta que las profesiones que se están quedando obsoletas en la lógica naranja, son las que no improvisan o no innovan, lo cual en algún momento, tendrán que desaparecer. También es algo interesante ver como el discurso de estos economistas, buscan en primera instancia resolver problemas, ¿pero qué problemas?; por mi parte creo que resuelven problemas nacionales, no del pueblo. Toda la cultura en si misma debe funcionar con las reglas del juego y la formalización del estado, o así se pretende hacer. Se pierde para los hacedores lo que llama Buitrago como la felicidad de la cultura. Más bien, el disfrute y la felicidad, se entienden en términos económicos; tiene razón Iván Duque y Felipe Buitrago diciendo que la economía naranja no tiene límites; la cultura, el disfrute, y la felicidad se puede comercializar.

Miguel Rolando Ruiz, profesor de la Universidad Nacional, en el sector del diseño, sorprende de alguna manera argumentando que se necesita un enfoque diferenciado en las políticas de la economía naranja, ya que es diferente la dinámica en los sectores y regiones; se necesita una mirada para ver si toda la cultura entra en esa economía naranja. Digo que sorprende las palabras de Miguel por el hecho de hacer parte de un sector industrial. Aquí concuerda las palabras de Luisa Sánchez mencionando, que “una cosa es la Política y otra el uso social que la política tiene o las lecturas que hacen la academia o el mismo sector de la cultura se hacen. La Política parte de definir el patrimonio (o en este caso, la artesanía) como un activo social, no como una esencia, porque no es algo que este ahí sino un ejercicio de toma de conciencia y movilización; tampoco como un recurso que se puede siempre capitalizar, como ocurre en la gestión cultural” (Sánchez, Luisa. Pp16).

En otras palabras, Felipe Hoyos aporta a esta discusión desde el análisis del enfoque diferencial de las políticas públicas. “El enfoque diferencial es un lineamiento de acción organizacional (de instituciones, empresas, ONG) que es sensible a las diferencias entre los sujetos involucrados para tomar decisiones de intervención en ámbitos sociales (Hoyos. 2014); que además se yuxtapone en lo jurídico, en la política pública y en la interacción de diferentes grupos. El enfoque diferencial tiene un gran reto que comparte con la antropología, y es hablar y trabajar con la diferencia cultural” (Relatoría Felipe Hoyos. Multiculturalismo. 2019). Como menciona Felipe, una cosa es toda esta construcción jurídica, discursiva, académica, que produce un gran musculo político de negociación para las organizaciones políticas, y otra cosa es la implementación de estas políticas (Relatoría Felipe Hoyos. Multiculturalismo. 2019).

Por otro lado, la mencionada posible gentrificación que se puede dar en lugares como Ráquira, es un interés del gobierno nacional pensando en términos de utilidad, para fortalecer una industria desde el turismo. A pesar que las consecuencias son terribles, pueden ser aún más aterradoras. El proyecto de la gentrificación generalmente comienza comercializando los productos locales, que tiene grandes consecuencias y que debe llevarse de mejor manera; sin embargo, como es el caso del centro de Bogotá, o el caso de Villa de Leyva, el lugar comienza a tener otro tipo de comercio, se configura en relación de las demandas actuales, si se puede decir también globales, como lo es toda esta moda “hípster”, “underground”, “bohemio”, que no solo atrae a los extranjeros, sino a distintas edades y diferentes tipos de personas; abre la dirección del comercio, es decir, va dirigido a todas las personas, o a su gran mayoría. En otras palabras, tras de que se gentrifica el lugar, se cambia a su vez el comercio, sin dejar las opciones aprovechamiento económico a los artesanos. Todos estos cambios van acompañados del desconocimiento del lugar que se tiene de la historia, las practicas, que de una u otra manera se siguen tejiendo. Todo este discurso de gentrificación se justifica bajo el argumento de la renovación, innovación, revitalización, mejoramiento, modernización, limpieza, innovación, y demás apellidos que conlleva al desarrollo de la gentrificación (trabajo de teoría social y cultura. 2019).

Concuerdo con lo que dice Luisa, mencionando que “se está perdiendo ese norte bajo la idea que solo se debe proteger lo que da réditos económicos, y si la política, que es una simple herramienta, se utiliza para discutir y recordar esa meta común, entonces seguirá cumpliendo un propósito vigente. La economía naranja, disfrazada de oportunidad infinita, elitiza la producción cultural, desdibujando la noción de derecho y sus luchas implícitas. (Sánchez, Luisa. PP. 16-17).

Uno de los retos de los pueblos culturales, es el equilibrio de seguir funcionando y fortaleciendo su identidad sin ser totalmente dependientes a las herramientas y mecanismos del estado, ya que pueden caer, como menciona Felipe Hoyos, en volverse orgánicos del estado. Mientras que el reto del estado es ser más rizomático, más abierto en los procedimientos burocráticos que se rigen a todos los individuos; se debe aplicar políticas y derechos diferenciados con procedimientos diferenciados, es más, se debe hacer algo diferente a un proceso burocrático.

Creo que es pertinente ver la identidad en términos de Stuart Hall. Es rescatable pensar “la identidad como una “producción” que nunca está completa, sino que siempre está en proceso y se constituye dentro de la representación, y no fuera de ella”. Las identidades culturales, por un lado, “reflejan las experiencias históricas comunes y los códigos culturales compartidos que nos proveen, como “pueblo”, de marcos de referencia y significado estables e inmutables y continuos, que subyacen a las cambiantes divisiones y las vicisitudes de nuestra historia actual”. Además de esto, lo hemos mencionado anteriormente que “las identidades están sometidas a constantes transformaciones, se hallan sujetas al juego continuo de la historia, la cultura y el poder”. Por último, hay que tener en cuenta que “la identidad cultural tiene sus historias, y las historias tienen sus efectos reales, materiales y simbólicos. El pasado continua hablándonos, pero no se dirige a nosotros como un pasado simple y real porque nuestra relación con él, como la relación de un niño con su madre, existe desde siempre, a partir de la separación, se construye a través del mito, de la memoria. Las identidades culturales son puntos de identificación, son un posicionamiento” (Hall, Stuart).

Dicho lo anterior, se puede responder a la pregunta de: ¿Cómo la gente concibe la artesanía? En mi opinión, aún hay personas de Ráquira que siguen pensando que la artesanía va más allá de ser un trabajo, sino más bien, un elemento que hace parte de las relaciones familiares, afectivas, identitarias. Varios de los artesanos entrevistados en el video de los cuadernos de barro, responden a la pregunta de ¿Qué es lo que ellos piden? Siento que debe haber un equilibrio entre economía y la condición humana. Muchas de las políticas económicas y culturales, a la hora de su implementación, se olvida de la condición humana, de la sensibilidad. Por ello, los artesanos piden reconocimiento en su labor, en su arte, y que haya una contribución en que los jóvenes vean la importancia afectiva e identitaria de la artesanía. Por último, podemos mencionar que lo que ellos entienden por mercantilización, es por un lado, una mercantilización que reconozca su proceso artístico, el cual es de la forma en la que están dispuestos a mercantilizar, en la cual se le dé importancia al artesano, y asimismo a su proceso artístico.

Referencias bibliográficas:

  • Sánchez, Luisa. El devenir de una política culturalista en los tiempos del apocalipsis de la cultura: conversación a dos voces sobre la formulación de la Política para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial en Colombia.

  • Montenegro, Mauricio (2013). “Articulaciones entre políticas económicas y políticas culturales en Colombia. El patrimonio cultural, el sector artesanal y las nuevas formas del valor y la propiedad”. En: Boletín de Antropología. Universidad de Antioquia, Medellín, Vol. 28, N° 46, pp. 35-52.

  • Hoyos, Juan Felipe. Enfoque diferencial. Informe ICANH, 2014.

  • Hall, Stuart. “Identidad cultural y diáspora”.

  • DELEUZE, Gilles y Félix GUATTARI. 2002 [1980]. “Introducción: Rizoma”, en Mil Mesetas (Capitalismo y esquizofrenia). España: Pre-Textos, pp. 9-32.

  • Trabajo de la clase teoría social y cultura. Segundo corte. La gentrificación como una forma de resistencia. 2019. Lukas Gutiérrez.

  • Taller n. 2 clase patrimonio y políticas cultuales. 2019. Lukas Gutiérrez.

  • https://www.youtube.com/watch?v=ukwI1WT9udU

  • https://www.youtube.com/watch?v=K-O18vvtseY

  • https://www.youtube.com/watch?v=0QBu_ifuaRM

  • https://www.youtube.com/watch?v=1gykepfKbdw

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