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Escribiéndole al amor

El amor es un sentimiento tan polifacético y tan lleno de sentido, que precisamente estas características lo hacen indefinible; tanto el lenguaje como las palabras son una herramienta que usamos las personas para poder comprender y explicar el mundo pero en este caso, el amor desborda estas herramientas.

A pesar de que esto sea imposible, en este caso la intención de estas palabras no son definir un concepto estático como algunos quisieran, sino desahogar y expresar lo que me suscita el amor y plasmar lo que me ha hecho sentir y tratar de explicar cómo el amor ha venido a mi vida.

He podido leer lo que varias personas han escrito sobre el amor, también he tenido el privilegio de recibir uno de los regalos más bonitos de la vida, y son palabras que han tenido que usar para poder sacar tanto derroche y éxtasis de emociones que provocan el amor. Me han escrito en nombre del amor, es decir, he conocido personas que se han enamorado de mi pero lo que no entienden es que simplemente está hablando el corazón, el aquí y ahora, el presente vivido y las experiencias que son las representaciones de las emociones.

Una gran experiencia que tuve ha sido hasta ahora la cúspide del amor, es decir, ha logrado llegar a un sentir que no he vuelto a percibir. me ayudo a comprender tantas cosas que hoy puedo decir que he aprendido. Para ella el amor es un sentimiento, una combinación profunda con la nostalgia, que embriaga y que gracias a las palabras pudo desahogar en algo su corazón.

Dentro de las pausas que ella ha tenido en su vida se ha puesto a pensar en el curso que toma la misma. Su recorrido a una edad joven la ha hecho pensar que ha estado midiendo constantemente los acontecimientos milimétricamente, de principio a fin, amante de planear cada paso que da, una chica fuerte pero psicorrigida.

Una persona que como todos juzga y da valores a todo, pensando siempre en que tan bueno o que tan malo es esto o aquello. Sin embargo con el pasar del tiempo se dio cuenta que para aprender tiene que vivir, y a su vez enseñas, y logro comprender algo determinante y es que esto conlleva toda una vida. Ella logro darse cuenta a sus 20 años que las personas son prestadas, que Dios es sabio, y que uno de los constantes retos en nuestra existencia es aprender a soltar, y solo Dios sabe el por qué, poco a poco nos damos cuenta que todo pasa por algo.

Ella se llama Daniela, una mujer hermosa en todo sentido de la palabra, la cual fue mi grande maestra. Ella me contaba por medio de sus cartas que Dios le enseñó a ser humilde, a darse cuenta que cuando compartimos con otras personas, lo más bonito es hacer desde el corazón, a tener presente que nos podemos equivocar, y que la iniciativa es algo que te ayuda a dejar de lado el orgullo, el ego y logra ser un gran maestro a esos devenires. La vida nos sorprendió a los dos, ambos creímos que no había nada nuevo que mostrarnos, ni en nuestros sueños se nos pasaba algo cercano a lo que fue esa pequeña realidad. Desde pequeño fui un hombre que oraba a Dios por tener la oportunidad de tener una gran experiencia con el amor, donde lo había idealizado, pero ahora gracias a Daniela soy más consciente de lo que es el amor, el vivir, el compartir. Ella juraba haber conocido lo que “tenia” que haber conocido, hasta que nuestras vidas se cruzaron, dentro de sus maravillosas cartas que me enviaba me describía de una forma bella, que desde luego comprendo ahora que describía el amor, no a mi, ese amor la hacía sentir con un cariño como nunca nadie le había dado, con un amor infinito a la vida, que inspira a seguir viviendo, a tener fuerzas cada día por algo nuevo por conocer. Ella describía ese sentimiento como algo sincero, cálido, comprometido con las personas, que a veces puede estar en desequilibrio, pensando un poco menos en uno mismo o en los demás. Ella veía en mí el amor, un ser generoso, entregado, un ser enamorado de vivir, fuerte, alegra, con buen sentido del humor.

Esta mujer maravillosa comprendió que la vida te enseña en su propio tiempo, y no en el tiempo que consideremos apropiado para que sucedan las cosas, que no vale la pena hacer planes porque al fin y al cabo no eres quien decide los acontecimientos. Yo que fui testigo de esa gran experiencia, puedo decir que fue hermosa, sin embargo desenfrenada, para algunos no lo será. Tanto para ella como para mi creímos saber que queríamos una familia y que nadie nos había hecho pensarlo, pero aunque creímos eso en su momento, al lado de estas palabras Daniela escribió algo muy importante: que al final la vida te llevara por distintos senderos, a veces cortos, a veces largos, pero que al final tendrán sentido y razón de ser. El amor fue para nosotros el hogar, una compañía, un compañero, un maestro, un amigo, un cómplice. Al final nos llevó por caminos separados y desconocidos, pero estoy seguro que nos guiara por experiencias que a cada uno nos llene el alma, el corazón, para así llevar una bonita y feliz vida.

Tanto ella como yo, en su momento, y yo en mi aquí y ahora, dimos y doy gracias por ser parte esencial de mí vida, por ser en su momento mi familia, y el refugio de mis secretos y de lo que era en su momento; fuimos personas que representaban el amor, donde en ese instante fuimos nuestro gran proyecto de vida.

Algo que tiene el amor sin equilibrio es la característica de ser desenfrenado, espontaneo, pero que al final del día, si no hubiera sido por estas cualidades, no hubiera sabido, por lo menos yo, que es el amor. Claro está que mi próxima experiencia no será igual a esta, porque en ese momento aprendí del equilibrio emocional, espiritual y racional.

Para nosotros dos en su momento era importante desinhibirse, sin cohibir y reprimir lo que queríamos expresar. Cuando se llega a ese punto se potencian los deseos, es decir, se logra sentir más, como el sexo que se convierte en amor, como la escucha que se convierte en psicólogo, como el no hacer nada que se convierte en contemplar y disfrutar. Acá la ternura y la sensualidad se besan y terminan haciendo el amor, donde ninguna palabra sirve y solo encuentro cerrar los ojos, respirar y sentir, para que ustedes me entiendan. Se siente tan bien esa compañía que se convierte en un refugio, donde uno anhela que sea imborrable esas sensaciones y que sea imposible el fin del estar juntos.

Esas experiencias tan prematuras e inocentes se vuelven una droga, donde el alma se vuelve inquieta y busca al otro constantemente, donde la simpleza se atesora, como el acompañarse, el escucharse, el besarse, el amarse. Uno cree en su momento, por ese placer, que lo de uno es andar a su lado. El amor termina siendo un placebo, de manera desenfrenada claro, donde se llega a tal punto de amar los defectos de nuestra hermosa compañía; y se potencian y se agudiza las cualidades de la otra persona. Todo lo demás espera, queda en pausa, uno se siente realmente vivo, o más bien, es otra manera frenética de vivir, donde uno se siente guiado, desahogado, explorando aspectos nuevos o quizás los mismos pero cambia la experiencia. Es tan fuerte ese sentir que nuestros deseos y oraciones giran en torno a estar con esa persona siempre feliz, a su lado, uno termina creyendo en que todo se puede lograr y que esa persona es capaz de todo, estamos tan felices que solo nos queda por decirle a la vida, gracias.

Para mi ella en ese momento ocupaba un lugar de gran importancia en mi corazón, en mi vida, en mi mente. Es bonito darse cuenta que gracias a esas experiencias se aprende a valorar que las personas se preocupen por mejorar, y asimismo uno, que lo hacemos en un principio para estar bien con esa persona, pero que termina siendo un proceso de uno mismo. En ese momento de la vida comprendí que nuestras vidas es un constante cambio entre estar solos y compartir con otras personas; hay que aprender a vivir de las dos maneras, porque tanto en una como en la otra se encontraran motivaciones. Recordemos que tenemos toda una vida para amar, no nos aceleremos. Es difícil o al menos para mí comprenderlo. Pensemos por un momento que el mundo no tuviera habitantes, le quitaríamos el sentido a la vida. Estamos con personas, pero a su vez siempre estamos con nosotros mismos, por eso es tan importante el equilibrio entre la soledad y la compañía, así todos los días serán especiales.

Entre tantas cosas, por ahora concluyo que la vida no se vive sin amor, y gracias a él he aprendido tanto que por ejemplo he tenido consciencia de mis defectos, los cuales no alcanzo a contar con los dedos de mi cuerpo, y tampoco me alcanza mi imaginación, quizás tampoco recuerde todos mis errores, pero al final estoy en constante cambio tratando de tener coherencia con mi propia filosofía de vida. Además ¿Qué sería de la vida si cuestionáramos cada parte de nuestra existencia? Quizás no disfrutaríamos ni viviríamos en paz. En ocasiones pensar nos mortifica, y el sentir igual, por eso estamos en constante búsqueda del equilibrio.

Una de las grandes facultades que aprendí después de amar fue el pedir perdón. Uno de mis hábitos ha sido escribir y releerme, y al hacerlo he logrado darme cuenta que he cometido infinidades de errores que afectan o han afectado a otras personas. la ira, la sátira, el egoísmo, el egocentrismo, entre otros defectos que tengo me cegaron cuando herí. Nuestro actos se vuelven heridas para nosotros mismos, por medio de la introspección nos hacemos tanto daño que al final solo queda perdonarse a sí mismo. He llorado tantas veces porque nunca creí que había sido capaz de haber hecho tanto daño. Gracias a eso tengo más cuidado de mis actos, de mis hábitos, de mi vida. Pedir perdón de corazón, es un gran acto de humildad, donde lo único que pensamos es en el bienestar del otro y de uno mismo, que nuestros actos no tengan repercusiones negativas en otras vidas. A veces se da la oportunidad de seguir presente en el vivir de esas personas a las que enseñamos tanto y que nos enseñaron, pero también en ocasiones no tenemos esa oportunidad; solo nos queda pedir perdón para que la otra persona siga su camino y se alivie el corazón, como nosotros a su vez necesitamos seguir adelante y alivianarnos. Demos gracias a la vida, a nuestro padre por permitirnos vivir y por esas hermosas experiencias, oremos por los que nos enseñaron en el pasado y nos ayudaron a ser mejores personas. No nos quedemos en el pasado lamentándonos por no haber aprendido en ese entonces, tanto tu como esa persona están en un constante cambio, aprendiendo.

El amor nos ha demostrado que es el fenómeno más complejo y extraño que podemos conocer. Ninguna teoría epistemologica o filosófica ha logrado comprenderla. Ningún lenguaje ni concepto ha podido abstraerlo, ni siquiera comprenderlo, es algo que se ha vuelto uno de los grandes misterios de la vida. Es tan efímero que al parecer es sagrado, es capaz de morir y resucitar en cualquier momento. No tiene normas ni reglas y ningún intelectual o sabio ha podido hablar verdaderamente de él. Creo que el amor es así porque la única lógica que nos ayuda acércanos a él ha sido el sentir; el vivir. Es tan extraño que a veces el amor nos hace entrar en la locura a tal punto que desborda la racionalidad y explota desfrenadamente las emociones, como la ira, la felicidad, la tristeza, la nostalgia. Es el mayor reto del ser humano porque no solo somos seres emocionales, sino también racionales, lo cual es de gran importancia obtener un equilibrio; es un trabajo del día a día que cada persona tiene.

He aprendido que amar desenfrenadamente no debe ni tiene que ser una disculpa para explotar y herir a otra persona, he aprendido que amar tampoco significa tolerar defectos que transgreden a los otros. Todo esto lo aprendí de mis experiencias, porque en mi etapa donde fui inexplicablemente feliz, cometí el error de no cambiar varios aspectos que herían a varias personas. Pero lo impresionante de la vida es que es sabia y nos enseña poco a poco con paciencia, por ejemplo a mí me alejo de personas, sabiendo bien que eran una de las más importantes de mi vida y que en su momento, no hice nada para cuidarlo.

Pero como dije anteriormente, no nos quedemos en el pasado, atados infinitamente a los recuerdos. Estas palabras son en un principio para el amor, dando gracias porque no me arrepiento de nada, agradezco haber aprendido y espero que me siga enseñando. Sigo con ansias a volver amar el amor, y soy inmensamente feliz viviéndolo por medio de mi familia, amigos y conmigo mismo. Eres maravilloso, hermoso, triste, bello, delicado, fuerte, sincero, con tacto y sin tacto.


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