Coronavirus y la constante desigualdad

La aporofobia y la situación actual de Colombia

Etimológicamente hablando, es necesario entender el significado de las palabras, las cuales cargan un sentido dentro de una sociedad, y a su vez, un significado el cual generalizaré para tener en cuenta de que se trata el termino principal de este ensayo, el cual será el eje fundamental de esta discusión, la aporofobia. La aporofobia, es un término el cual se divide en dos términos: aporos, el cual se refiere a individuos que no tienen recursos, y fobos que es el rechazo a algo.

Colombia es un país el cual tiene una gran diferenciación de clases sociales, donde hay unos pocos que tienen grandes recursos económicos, también capitales económicos y sociales que generan condiciones de vidas favorables y que generan una estabilidad y calidad de vida favorable. Por otro lado, la gran mayoría de los colombianos son asalariados, gente del común que vive con lo necesario y que muy poco puede pensar en el disfrute y goce de la vida. Por otro lado, hay otro número de personas, las cuales algunas viven del diario, ya sea pidiendo limosna o vendiendo productos en distintos lugares públicos, lo que llamamos comúnmente como el trabajo informal. Esta gente que vive del rebusque generan un impacto dentro de la sociedad. El asalariado, el cual transita por el espacio público y usa el transporte público todos los días, se encuentra y comparte estos espacios con las personas que viven del diario. Estas personas de bajos recursos acuden a la atención de las personas que transitan por estos lados, causando, en su gran mayoría, incomodidad, e interrumpiendo el camino de las personas. Para muchos es algo bastante molesto, para otros es algo comprensible y se ponen en la situación del otro; sin embargo podemos ver como cada persona se relaciona con el espacio y con la misma sociedad de manera distinta.

Durante la pandemia que está viviendo Colombia en estos momentos, se pudo evidenciar la importancia de cada clase social que tiene para el gobierno y para las personas. Es evidente que muchos, por medio de los medios de comunicación, critican a las personas que no cumplen las normas preventivas de aislamiento que son necesarias en este momento, pero algunos olvidamos que la casa de estas personas y que el mismo trabajo depende de la calle, del afuera, y no tienen opción de poder refugiarse en alguna zona que comúnmente conocemos la clase media o alta llamada hogar seguro. La aporofobia, como cualquier otra fobia, es el desconocimiento del otro, es no comprender el estado actual de algunos individuos, es la poca tolerancia, y de cierta manera, estas fobias hacen que las personas pierdan la sensibilidad humana, que en otras palabras es perder la condición de ser humanos, de sentir, de preocuparnos por el otro y de entender.

Algo interesante dentro de estos meses donde nos hemos enfrentado al covid 19, es que el gobierno acude a unas narrativas que nombran a cierta parte de la población, acude al gran llamado nacionalismo. Ese estado nación, esa relación que se configura la nación por medio de valores y demás características idóneas que constituyen a un sujeto llamado buen ciudadano, que aporta a la sociedad, que es un sujeto productivo y ejemplar. El gobierno acude a estos valores y a estos discursos que promueven a ser inteligentes, a “ser solidarios”, pero sobre todo: “a pensar en nosotros y después en los demás”. Nos programan para que nosotros mismos nos sintamos ciudadanos ejemplares, que no salen de sus hogares, que podemos acudir a las tarjetas de créditos y a los domicilios para poder cumplir con el aislamiento, que tenemos la opción de poder tomar clases virtuales y trabajar en nuestras casas. Están constituyendo ciudadanos que son importantes, que hacen caso y que obviamente, son importantes para la base económica de la nación. Es tan fuerte el discurso del gobierno nacional que nosotros mismo aplicamos la sanción social aquellos que no pueden cumplir con el aislamiento que ahora llamamos “inteligente”. Hoy en día, las redes sociales están llenas de opiniones y de críticas frente a la gente que no tiene recursos, atacan severamente argumentando que son vagos, no quieren hacer nada y que no tienen razonamiento alguno lo cual los hace brutos por no cumplir las normas.

Por el momento, no he escuchado ningún lineamiento político que acoja a las personas que viven del rebusque, el gobierno esta tan ensimismado que ha estado preocupado más por las instituciones y por la gente que mantiene la economía, que por la salud de los colombianos. Se supone que los colombianos somos todos, no unos pocos que tienen grandes recursos; porque si es así deberíamos reformular que nos constituye ser parte de una nación, o más bien, que nos hace ser humanos y que tengamos valor. El gobierno ha producido puras políticas que son paños de agua tibia donde decreta que las personas que pueden pagar una pieza la cual la pagan diariamente, tienen derecho a que se aplace los pagos y no puedan ser sacados; pero lo que no tienen en cuenta es que los arrendatarios viven de este recurso, lo que no se tiene en cuenta es que esto es causal y es una implicación que no debe acudir afectar a las personas, y menos a las personas de bajos recursos, sino acudir a empresas transnacionales, acudir a los mismos impuestos, e ingresos que tiene el país. No podemos caer en el clientelismo, pero tampoco podemos caer en la despreocupación por la gente.

Es tan fuerte este discurso que la gente entro en un individualismo, donde acapara las cosas pensando en el bien individual. El virus ha conseguido que la ciudadanía apruebe mayor vigilancia digital y control policíaco por parte del estado, es más, está aprobando que sancione a la gente que vive en la calle, sin pensar realmente en ellos; es realmente fuerte la aporofobia. En otras palabras, se está aceptando el estado de excepción; pasa a ser algo normal y totalmente aprobado. El virus ha fortalecido las fobias, nos aísla y nos individualiza, no genera ningún sentimiento de colectividad; nos estamos preocupando por nuestra propia supervivencia. .